Los floreros preguntan por ti... se sienten vacíos,
se han ido sus colores y el perfume
y sin pétalos que los vistan,
están desnudos.
De vez en cuando los libros me miran,
me dicen que extrañan el roce de tus manos,
las caricias de tus ojos al leerlos,
los suspiros y las risas que te roban,
y ese gesto tuyo de poner tu mano en el mentón
cuando descubres en ellos la magia de una sorpresa
de lo inesperado, la luz de una verdad…
y su dolor, y su alegría.
Escuché a los discos cantar sus canciones,
y no té que se oían diferente,
un sonido melancólico y un poco triste los inundó,
les pregunte porqué y respondieron
que se sienten solos sin el eco de tu voz.
Me senté a la mesa para comer,
y el sabor de cada plato servido se había ido;
ni siquiera el azúcar y el chocolate
quisieron conservarse, se perdieron…
luego me enteré que se fueron a buscarte,
extrañaban poder gustarte.
Y así, pasé por todo el cuarto
encontrando en los rincones
recuerdos, detalles
incluso pelusas volando, vagando;
llorando perdidas
haberse caído de tu camisa.
Al final del día,
recostada en la cama,
entre sábanas frías,
con floreros, libros, discos, sabores
y hasta pelusas
que no dejan de extrañarte, de preguntarme;
de esperarte y recordarte,
de llorar y buscarte,
apago la luz, cierro los ojos
y te pienso, sabiendo que ninguna
te extraña más que yo,
te recuerda y te anhela como yo;
y sonrío por que sé, que soy la única
que puede enviarte mil besos para tus sueños,
esperar soñar con uno solo de los tuyos
y sentir que me amas igual que yo a ti.
(....) ... siempre siempre
